“No se trata de ningún paquetazo neoliberal, sino de una mayor centralización de la economía” – Entr
- Carlos Ñañez.
- 19 ago 2018
- 7 Min. de lectura

Parte I - Los anuncios:
El pasado viernes 17 de agosto, Nicolás Maduro, en cadena de radio y televisión, anunció una serie de medidas económicas en el marco de la reconversión monetaria en Venezuela. Estas fueron:
Fijó el valor del petro en 60$ (de acuerdo al precio del barril de petróleo). Posteriormente, planteó que “ahora el petro como valor de anclaje del Bolívar tendrá un valor de 3.600bs.S”. En síntesis, un petro pasará a valer 3.600bs.S.
Estableció el salario mínimo en medio petro, equivalente a 1800 bs.S (180 millones de bs actuales). “Si ustedes dolarizan los precios, yo petrolizo el salario”, afirmó.
A partir del 20 de agosto, otorgará un bono de reconversión a 10 millones de personas inscritas en el Carnet de la Patria por un valor de 600 bs.S (equivalente a 60 millones de bs en la actualidad).
El gobierno asumirá por 90 días el diferencial salarial de toda PYMES del sector privado país, con el objetivo de “alivianar el impacto en nómina y facilitar los ajustes”.
Decretó el Nuevo Plan 50, el cual consiste en un nuevo sistema de precios anclados al petro. Maduro comentó: “Si las mafias dolarizan los precios, nosotros petrolizamos los precios”.
Se establece un solo tipo de cambio fluctuando anclado al petro. Con este sistema se llevarán a cabo, mediante el DICOM, 3 subastas semanales de divisas convertibles. “La meta es llegar en 60 días a una subasta diaria”, espetó Maduro.
Plan de Déficit Fiscal Cero. Para esto, aumentó el Impuesto Sobre el Valor Agregado (IVA) de 12% a 16%, así como el impuesto a las grandes transacciones, el cual se fijará de 0,5 a 2%, exceptuando “al sector industrial necesario para dinamizar la actividad productiva nacional”.
Alargó la fecha límite para realizar el censo del transporte hasta el 31 de agosto. A su vez, planteó que a la fecha existían “2.424.286 vehículos censados”. Por último, puntualizó Maduro, que “desde el primero de septiembre explicaremos el nuevo sistema del subsidio directo [del combustible] para el pueblo”.
Parte II – El análisis:
Ante los elevados niveles de incertidumbre y confusión generados por el anuncio, los venezolanos se preguntan: ¿Cuáles serán las implicaciones y consecuencias de estos? ¿Funcionarán las medidas para resolver el problema hiperinflacionario que atraviesa la república? O, ¿son solo una herramienta más que utiliza el gobierno de Maduro para consolidarse en el poder y afianzar sus herramientas de control social sobre la población?
Para responder todas estas interrogantes, conversamos con el profesor Carlos Ñañez, reconocido economista venezolano, docente de la Universidad de Carabobo, Coordinador de la Escuela de Estudios Políticos de la misma casa de estudios. A continuación, su análisis de las medidas.
El anclaje del bolívar al petro.
Ñañez empieza puntualizando que la clave de los anuncios es “el anclaje del bolívar no en torno al dólar, sino en torno al petro [el cual se resiste a llamar criptomoneda y plantea que no es más que un criptoelemento]”. “Este valor de petro servirá como unidad de referencia para la equivalencia de los salarios y de los bienes en la economía”, explicó. Además, plantea que “[el petro] al fijar el monto de los bienes de consumo en la economía, fijará también el salario (…) por lo cual la variación de este se encuentra en 6000 % [ya que fue de 3 millones a 180 millones (1800 bs. S)]”.
Consecuencias para el sector público y privado.
¿Qué consecuencias tiene el aumento? Para el catedrático carabobeño, este “va a afectar el giro operativo tanto del sector público como del sector privado”. En el caso del primero, tendrá que “ajustar toda su tabla de la partida 401 (personal) en función a las escalas salariales, sumado a los compromisos derivados de antigüedad, de bonos vacacionales, de fin de año, y de cualquier bonificación distinta a salario que exista”. En el caso de la empresa privada, según el profesor, se vuelve “imposible determinar el peso que esto va a tener sobre las nóminas, y aun cuando el gobierno anunció que asumiría el diferencial salarial mínimo por 90 días, solamente está garantizando para esta un subsidio de 90 días”. Ahora, “¿Cómo harán las empresas para los valores salariales en puestos laborales distintos a los que devengan salario mínimo?”, se pregunta Ñañez. “Esto lo tiene que asumir el empresario privado en un entorno de depresión económica que se ubica en 19% del PIB, con el empobrecimiento de la sociedad y con una rigidez del empresario para trasladar el valor del salario mínimo al precio final de venta del producto”, afirma.
Por último, calificó que este subsidio del Estado contraviene la premisa de “evitar el mayor impacto inflacionario”, ya que “el Estado estaría produciendo, entonces, dinero para poder honrar nóminas del sector público y del sector privado, inobservando los objetivos intermedios de la política monetaria, destinados a la expansión de la masa monetaria”. En relación a si este supuesto ayudará a que la inflación no sea impactada, afirmó que “es una medida que está reñida en sí misma con la disciplina monetaria y fiscal, debido a que el Banco Central seguirá monetizando el Déficit Público, lo cual, según el Modelo de Barrow y Gordon, el estado produce elevados niveles de inflación para abaratar su deuda pública. Sin embargo, ya el nivel de inflación es tan elevado que por la vía real es imposible que el Estado pueda beneficiarse de la misma, como lo hizo en el pasado”.

Sobre el “Déficit fiscal cero” y el aumento de impuestos.
En este apartado, el profesor refuta las declaraciones del mandatario nacional al afirmar que, desde el punto de vista tributario, “lo que está ocurriendo es la pérdida del poder real de compra de los impuestos, debido a la altísima inflación que vive la república, la cual, al día de hoy, supera los 82.000 puntos porcentuales”.
¿Cómo se va a tener déficit fiscal cero cuando el Ejecutivo está proponiendo el subsidio directo de las nóminas del diferencial salarial para los sectores públicos y privados?”, se pregunta Ñañez. A lo cual añade, “¿Cómo se va a lograr el déficit fiscal cero si el Estado debe cancelar la nómina de los 6 millones de trabajadores del sector público? ¿Cómo se garantiza esta meta cuando se no ha hablado de ajuste, por ejemplo, en los servicios del sector público, cuando no se ha limitado la capacidad de generar dinero no orgánico?”, se interroga el profesor.
Sobre el bono de reconversión y la no emisión de dinero inorgánico
“Esto es una locura”, calificó Ñañez a la medida. En este sentido, planteó que esta decisión va en contra de lo anunciado de “eliminar la producción de dinero inorgánico” en el país. “Esta es una medida que no tiene basamento. El propio ejecutivo está produciendo dinero para poder honrar un incremento del 6000% en forma lineal en todas sus escalas salariales en la administración pública, y las nóminas del sector privado”.
Sobre el subsidio de la gasolina
En este particular, el académico inicia aclarando la diferencia entre los diversos tipos de subsidio. Así, puntualiza que, históricamente, en Venezuela “el subsidio a la gasolina ha sido indirecto: se la ha otorgado a PVSA para que produzca gasolina barata”. Sobre las consecuencias, detalló que “el peso de este subsidio es de 12.000 millones de dólares, lo que supera en 4.000 millones de dólares lo que tenemos en las reservas internacionales”. Acerca de la operatividad del mismo, planteó que el gobierno “tiene que aclarar cuál va a ser el mecanismo para otorgar este subsidio directo a través del carnet de la patria”.
Sobre el particular de elevar los precios de la gasolina a precios internacionales, el profesor señala que fue esta la medida que está llevando a muchos a calificar de “neoliberal” las decisiones anunciadas por Nicolás Maduro. En torno a esto, Ñañez aclara que “ese término [el de neoliberal] no existe. Existe es el liberalismo, y este gobierno ha manifestado su total aversión desde 1998 hacia las practicas liberales del mercado como asignador de precios en la economía”. Por tanto, “no se trata de ningún paquetazo, sino de una mayor centralización de la economía”. Ñañez, a su vez, manifestó que Maduro quiere “gobernar a la economía”, lo cual tradujo que, en la lógica socialista, significa “planificar centralizadamente la economía, lo que hacían en la Unión Soviética de Lenin y Stalin, por ejemplo”.
La “unificación cambiaría”.
En este aspecto, el economista detalló que “no podemos hablar de devaluación”, debido a que “las devaluaciones no superan el 100%”. A contraparte, recalcó que “sí podemos hablar de una brecha real entre el DICOM y el tipo de cambio paralelo que se utilizó para anclar el petro, la cual es de 2312%”, lo que representaría, antes que una devaluación, “una destrucción del signo monetario con relación a su paridad de compra en dólares, y por ende, esta intención de anclar la liquidez y la circulación monetaria al petro”.
En el caso de la meta de las 5 subastas por parte del Ejecutivo, el profesor planteó que estas están descontextualizadas de la realidad, ya que “deberían partir de 60 bs.S por dólar, con lo cual existe la posibilidad que el precio del dólar supere brechas de 300 bs.S (30 millones de bs actuales) hasta 1000 bs.S (100 millones de bs actuales)”.
El aumento del salario mínimo y la falsa ilusión monetaria.
Ñañez califica al aumento de salario mínimo como “una falsa ilusión monetaria”, y plantea que, en el tiempo, “la realidad [hiper] inflacionaria va a distorsionar este aumento salarial en términos de poder real y poder relativo de compra”.

Parte III - Las consecuencias:
En términos concreto, a criterio del profesor, algunas de las consecuencias de los anuncios para el ciudadano común son:
La inflación superará los 2.000.000 de puntos porcentuales para finales de año
Más hambre, más desempleo, mayor miseria y mayor diáspora.
Parte IV – Comentarios finales:
Habiendo analizado la mayoría de los anuncios, el profesor Ñañez recalca que estos son contradictorios y confusos en sí mismos, debido a que buscan establecer lo que se conoce en Ciencias Políticas como la “neolengua de la dominación”: para dividir, confundir, mentir y glorificar un esquema de gobierno que ha manifestado su absoluta incapacidad para dotar de bienestar a la población.
Asimismo, el profesor culmina citando a Adam Ferguson, en su obra ‘Cuando el dinero muere’. Para éste, “todo gobierno autoritario o toda revolución lo primero que hace es destruir la moneda, pues, las bases de la confianza de la sociedad reposan en la institución dineraria”. A juicio de Ñañez, “La revolución bolivariana no puede ser la excepción de esta realidad, ya que no puede haber estabilidad económica en un Estado que destruye a la moneda cómo institución social, que ha destruido al bolívar como institución social”, lo cual ha triado como efecto devastador el hecho que: “Venezuela es el quinto caso de hiperinflación más gravosa de la historia de la humanidad: tras la hiperinflación de Hungría, la hiperinflación de la república de Weimar, Grecia y Zimbawe”.
Por último, afirmó que estas son medidas para destruir a la economía como “dique de contención de establecer una hipertrofia del Estado y un totalitarismo”. Para finalizar, recomendó a la población a que no utilice los términos de “Paquete” o “Paquetazo neoliberal”, ya que las medidas no corresponden a esta visión. Al contrario, representan “mayor centralización de la economía, mayor poder en manos del Estado y una mayor hipertrofia del mismo, mayor autoritarismo y mayor planificación centralizada, la cual, según H. Arendt es ‘la vía mediante la cual los totalitarismos se aproximan a la racionalidad económica’”.
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