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El Mito del Cambio y el Ocaso de la República.

  • Samuel Colina.
  • 7 sept 2018
  • 15 Min. de lectura



Ante el rotundo fracaso del régimen chavista o de la V República nuevamente está planteado un cambio, no solo de gobierno, sino tambien de sistema político-económico en Venezuela. Si tales cambios se cumpliesen, estaríamos hablando de escenarios diferentes para el pais. Pero, esas diferencias entre regímenes político-económicos no han sido evidentes en nuestra historia republicana, llena de cambios aparentes pero que no han sido tan evidentes como pareciese en la medida de lo que definitivamente ha cambiado es quien o quienes ejercen el poder, pero no las políticas económicas ni las reglas legales que han causado su salida del poder.


Es, en este sentido, que se hace referencia al mito del cambio en Venezuela, por eso es posible que dichos cambios parezcan haber sido demasiados, pero en la realidad, por no haber sido verdaderos, han conducido a fracasos muy parecidos por las mismas razones. La primera hipótesis central de este artículo es que los regímenes han sido demasiado parecidos porque han sido solo diferentes versiones de autoritarismo político y rentismo económico y que el cambio real y efectivo estaría en lograr establecer un régimen democrático-pluralista y de producción basada en inversión a largo plazo.





Inclusive, desde la independencia de Venezuela, la promesa de todos los proyectos ha sido el conducirnos hacia una sociedad republicana, con separación de poderes, autonomía entre sectores, libertades políticas y de bienestar socioeconómico. En lo político, las dictaduras en algunos casos de nuestra historia pueden ser la excepción a tales promesas, pero estas tambien han insistido en lo del bienestar para la población. Cualquiera de los regímenes que se analicen se ha caracterizado por soslayar esas promesas, dándole predominio a la concentración del poder en el grupo poderoso.


Según Gil Yepes (2016), han tenido vigencia en Venezuela 13 regímenes y tambien describe como fueron sustituidos unos por otros, a continuación, se describen:



La Gran Colombia (1821-1830): Después de 10 años de derrotas y victorias militares, exilios y regresos, el bando patriota logro en 1821 asentar una forma politica que eventualmente es conocida como la Gran Colombia. Los oficiales y líderes sobrevivientes, principalmente venezolanos, de los 10 años de guerra tomarían el control de un gobierno que se enfrentaría a constantes amenazas armadas internas y externas, estaría permanentemente en búsqueda de recursos para mantener los gastos defensivos, recurriendo a acreedores, y trataría de sentar las bases para un gobierno republicano que además esparciera la causa en el continente. Sin embargo, los intereses de los actores regionales y locales, la corrupción de la endeble administración pública y la referida falta de liquidez de recursos, terminaron por condenar al líder y fundador de este Estado, Simón Bolivar, muriendo en 1830. A partir de allí se formaron 3 Estados, cada uno con un líder, Juan Jose Flores en Ecuador, Francisco Paula de Santander en Nueva Granada y Jose Antonio Páez en Venezuela. (Arellano, 1973).


Jose Antonio Paez y la Oligarquía Conservadora (1830-1848): Este régimen siempre tuvo un poder detrás de la silla presidencial, el del caudillo de la independencia, Jose Antonio Paez. Su brazo militar fue el ejército paecista y su brazo político-económico fue el Partido Conservador, en el cual se articularon los comerciantes principales de las ciudades más importantes. Los grandes intereses excluidos fueron los de los agricultores, eventualmente agrupados en el Partido Liberal, entre cuyos líderes se destacó Antonio Leocadio Guzmán. El enfoque liberal a ultranza aplicado por los conservadores llego a aprobar leyes como la llamada Ley del 10 de abril de 1834 o Ley de Libertad de Contratos, mediante la cual el deudor podía rematar los bienes del acreedor, poniendo el primero las condiciones y el precio de lo que recibía. Siendo los comerciantes quienes financiaban las cosechas de los agricultores, obviamente, con semejante instrumento legal en mano. (Arráiz, 2007)


Los atropellos que se cometieron fueron significativos, dando pie al debilitamiento del régimen, al punto que sus representantes debieron buscar en las elecciones presidenciales de 1848 recuperar la estabilidad politica, para lo cual negociaron el apoyo de los hermanos Monagas, caudillos orientales. Los Monagas traicionaron a Paez y a los conservadores apenas tomaron la Presidencia, ejecutando un golpe armado y sangriento en contra del congreso dominado por los conservadores. A pesar de los problemas en lo económico, durante este periodo se mantuvo cierta civilidad. (Arráiz, 2007)


La Hegemonía de los Monagas (1848-1858): Llego al poder por coalición con los conservadores. Inmediatamente, los nuevos caudillos traicionaron a sus socios, apoyándose en los Liberales, para luego traicionarlos tambien. Los excesos de este régimen, que trato a la patria como patrimonio personal de los Monagas, sumado a la extrema ineficiencia en las labores de gobierno, generadas por el clientelismo, llevaron junto con los continuos alzamientos a la ruina publica y, a un estado de tensión y desorden que sentó las bases para el inicio de la llamada Guerra Federal. (Bigler, 1981)


La Guerra Federal (1858-1863): Este periodo fue liderado por los generales Juan Crisóstomo Falcón y Ezequiel Zamora, entre otros, agitaron a los peones de las haciendas y pobres urbanos prometiendo asesinar y arruinar a todos los blancos, terratenientes y políticos del pasado conservador. Al lograr buena parte de su cometido, se vuelve a repetir el proceso de destrucción de las elites ocurrido en la Guerra de Independencia y, con ello, vuelve a disminuirse la posibilidad de articular un consenso para imprimirle un rumbo al pais. Sin embargo, lo que quedaba de las elites político-militares tuvo la sensatez de acordar el fin de la guerra, aunque después de cinco años de destrucción. (Frankel, 1992). (Frankel, 1992).


Los Federales (1863-1868): En este periodo, no se logró estabilizar una Presidencia, un caudillo ni a un grupo; más bien ocurrió una sucesión de todos ellos bajo la promesa de un Estado Federal levantando las pocas y dispersas banderas ideológicas enarboladas durante el conflicto armado recién concluido. Aunque la Constitución aprobada en 1864 se suponía contenía las bases del mencionado federalismo, la consecuencia real fue más parecida a la recreación del feudalismo medieval, pequeños cotos de poder sostenidos por caudillos locales; se promedió desconcentración del poder con orden y paz, pero lo que se obtuvo fue anarquía, constantes rebeliones en todo el territorio y cambios de presidentes. Este periodo concluyo con el derrocamiento de Juan Crisóstomo Falcón durante la Revolucion Azul de 1868, liderada por un envejecido Monagas, movimiento que, a su vez, fue derrocado por Antonio Guzmán Blanco en 1870. (Frankel, 1992)


El Guzmanato (1870-1899): Este régimen fue conformado por una coalición de representantes de clase media urbana con inclinación politica, agricultores y caudillos centro-occidentales y llaneros agrupados en el Partido Liberal. El general Antonio Guzmán Blanco fue, durante estos 30 años, el personaje dominante, tanto dentro como fuera de la presidencia. La apetencia por el poder de los seguidores de Guzmán fue tan marcada en esta época que una de las formulas encontradas para darle estabilidad politica al régimen, fue establecer constitucionalmente un periodo presidencial de dos años para dichos seguidores. Guzmán Blanco, el gobernante más poderoso de la Venezuela del siglo XIX, fue el gran iniciador del proceso centralizador del poder en Venezuela, además logro apaciguar, temporalmente, a los caudillos regionales, aunque dándoles cuotas de poder. Este régimen, debilitado por el fallecimiento de Guzmán y sin un claro suceso al final del siglo XIX, fue sacado del poder mediante la campaña militar de la Revolucion Liberal Restauradora. (Velasquez, 1972).


La Revolución Liberal Restauradora (1899-1936): A finales de 1899 aparecen en el escenario político-militar uno de los sectores más excluidos: los andinos, representados por la Revolucion Restauradora de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. Obviamente, el nombre de esta revolucion era muy promisorio: “restaurar la vigencia de las promesas incumplidas por los liberales”: democracia, paz, trabajo, imperio de la ley. Pero, lamentablemente, el gobierno de Castro fue una dictadura con resultados muy negativos para el pais; incluyendo crisis fiscales, atropellos a diversos sectores, negativa de pago de la deuda externa, bloqueo de los puertos por barcos de guerra de las potencias europeas acreedoras y el abandono de la Guyana Esequiba. Desplazado Castro por Juan Vicente Gómez, se inicia en Venezuela un proceso en cierta forma comprable al papel de Luis XIV en Francia: un gran centralizador del poder y déspota, pero que logro darle vigencia a la autoridad gubernamental en casi todo el territorio nacional, terminando definitivamente con la era de los caudillo regionales, aseguro la paz, cobro impuestos e inicio el proceso de industrialización y desarrollo de la economía petrolera, aunque finalmente la utilización de las ganancias no se hiciese en pos del desarrollo del pais (Gil Yepes, 2016).


Apertura Progresiva (1936-1945): A la muerte de Gómez, comienza un proceso de intensificación del estado de derecho y de incipiente democratización, una con el gobierno heredado de Gómez por el general Eleazar Lopez Contreras en función de la regla de que el sucesor debía ser el Ministro de la Defensa (militar) y tachirense. Su sucesor, tambien bajo las mismas reglas, el general Isaías Medina Angarita, profundizo el proceso de democratización hasta el punto de que bajo su mandato se creó el sistema de partidos políticos que todavía tiene vigencia en Venezuela, se respetaron los intereses de la Iglesia, las huelgas de trabajadores y la propiedad privada. El reto del gobierno de Medina era como salir de la formula vigente desde el inicio de este régimen mediante la cual quien fuese Presidente debía ser militar y tachirense; de otra manera no existiría confianza en él. (Levine, 1973).


El intento negociado por el general Medina Angarita con Acción Democrática y el Alto Mando militar de pasar la Presidencia a un civil, que debía seguir siendo tachirense, se deslegitimo por la misteriosa enfermedad mental de su candidato a sucederle en la Presidencia, Diógenes Escalante. Esa fue la justificación que utilizo AD para promover el golpe de Estado de octubre de 1945. AD tuvo como aliados en este golpe a militares tachirenses que, en 1948, pusieron en evidencia que no habían aceptado la transición propuesta por los adecos como alternativa a lo dicho por Medina para entregarle el poder a un civil. (Levine, 1973).



El Trienio Adeco (1945-1948): Este periodo es llamado así porque duro 3 años. Los dos primeros bajo una Junta Cívico-Militar dirigida por el líder de ese partido, Rómulo Betancourt y el ultimo bajo la Presidencia de Rómulo Gallegos. AD cumplió su palabra de establecer el voto universal, directo y secreto en elección de primer grado del Presidente de la Republica; convoco a elecciones a otros cargos públicos, con lo cual imprimió un franco avance a algunos ideales de la democracia ofrecida, pero simultáneamente mantuvo un clima de agitación constante en contra de los intereses militares (las “bandas armadas de Acción Democrática”, comparables con las milicias de Chávez son un ejemplo), empresariales(huelgas y amenazas a la propiedad privada) y en contra de la educación privada liderada por los colegios de la Iglesia Católica, además de dirigir un gobierno sumamente sectario, lo cual junto con las otras políticas mencionadas, genero descontento en muchos otros actores de la politica y sociedad venezolana. Así, el gobierno de Gallegos fue derrocado por un golpe de Estado perpetrado en 1948 por sus antiguos aliados, los militares de rango medio, con la quiescencia de los partidos de oposición. (Martz, 1965).


La Década Militar (1948-1958): La Junta Militar de Gobierno comienza con un triunvirato liderizado por el Teniente Coronel Carlos Delgado Chalbaud. La primera sorpresa que dio Chalbaud fue que no le hizo el juego a la clientela típica de todos nuestros regímenes para conseguir contratos y posiciones ventajistas de dudosa honestidad, con lo cual alieno a algunos civiles. La segunda sorpresa fue que este militar se proponía a acelerar unas elecciones para pasarle la Presidencia a un civil, con lo cual entro en conflicto con algunos de sus compañeros de armas que pretendían seguir en el poder indefinidamente. Como era de esperar, este líder tendría un final violento, el más trágico de todos, porque representa el único Jefe de Estado asesinado en ejercicio. (Stambouli, 2002).


A partir de allí el poder de la Junta de Gobierno pasa a manos del entonces Teniente Coronel Marcos Perez Jimenez, quien convoco a elecciones (de segundo grado, otra vez) para diciembre de 1953. Pero su partido, el FEI o Frente Electoral Independiente, no gano la mayoría de los diputados que debían elegirlo Presidente. La victoria fue para los representantes de URD, partido liderado por un civil, Jovito Villalba, quien se convertiría en Presidente de la Republica. Perez Jimenez desconoció los resultados, exilio a Villalba y se hizo nombrar por el Congreso Presidente para el periodo 1954-1958. La dictadura de Perez Jimenez extremo la exclusión con respecto a los intereses empresariales a través del estatismo, los controles de precio y del miedo. Varios partidos políticos fueron ilegalizados, pasando algunos de sus representantes a la clandestinidad. Los sindicatos no oficialistas tambien fueron ilegalizados perseguidos, excepto aquellos, como los llamados comunistas negros, que se plegaron al régimen para quitarle poder a los sindicatos adecos. Contrario a lo que se cree y denomina una “dictadura de derecha” la dictadura de Perez Jimenez fue estatista, dada su desconfianza sobre el crecimiento del empresariado, por lo que no puede denominarse de derecha, ya que esta implica énfasis en las libertades económicas. (Stambouli, 2002).


Cumplido su término, Perez Jimenez convoco a un plebiscito en diciembre de 1957, siendo derrocado por un golpe cívico-militar mes y medio más tarde, el 23 de enero de 1958 por una coalición de los sectores excluidos, militares acosados por Seguridad Nacional, los empresarios, sindicalistas, políticos y la Iglesia Católica.



La Partidocracia de AD-COPEI o Pacto de Punto Fijo (1958-1998): Las promesas de democracia pluralista, separación de poderes, alternabilidad en el poder, por fin vieron su día con la emergencia del régimen denominado Pacto de Punto Fijo. Sin embargo, en su inicio tuvo que concentrar el poder para defenderse de los embates del golpismo militar y la guerrilla. Estabilizado el sistema, con la pacificación de la mayoría de los guerrilleros en 1971, no se dieron los pasos subsiguientes para desconcentrar el poder. El pais tuvo que esperar 18 años más para atisbar reformas que contribuyeran a ello, con la promulgación de las elecciones de alcaldes y gobernadores en 1989. La ineficiencia, la pobreza y corrupción que tienden a crear la concentración del poder sentaron las bases para el estancamiento y descalificación del modelo puntofijista, cuyos partidos invadieron la administración pública, los sindicatos, las asociaciones de vecinos y campesinos y todos los espacios posibles donde la autonomía de los sectores y de la sociedad civil tendrían que hablar florecido para satisfacer las expectativas democráticas, cívicas y pluralistas. Es decir que en este periodo se consolido meramente la democracia en lo formal y con muchas fallas, mediante elecciones periódicas, alguna separación parcial de poderes y poco respeto a los intereses sectoriales, pero no se terminó de cumplir la promesa de pluralismo antes descrita. (Martz, 1965).


Intento de Cambio y Reversión (1989-1998): Las reformas pluralistas y democratizadoras prometidas en el régimen del Pacto de Punto Fijo se intentaron entre 1989 y 1993. Sin embargo, fallas en las estrategias para implantar estos cambios condujeron a los disturbios y saqueos iniciados el 27 de febrero de 1989, resultando en un freno a dichas reformas; freno que se reforzó con la ausencia de AD, el partido de Perez, en el esfuerzo de cambio que el intento realizar. De hecho, al entonces presidente Pérez se le acuso por haber entregado 60 millones de dólares de la Partida Secreta al gobierno emergente de Violeta Chamorro en Nicaragua. De allí se le siguió un juicio político mediante el cual fue votado fuera de la Presidencia con los votos de su propio partido, AD y del partido de la coalición gobernante, COPEI. (Gil Yepes, 2015)


Eventualmente los golpes de Estado de 1992 volvieron a entorpecer las reformas modernizadoras y fueron aprovechadas por Rafael Caldera en su campaña electoral para fundamentar una crítica acérrima a las medidas económicas de Perez. Tales criticas planteadas por una personalidad de la talla de Rafael Caldera, hacían pensar a una parte de la población que, si existía una alternativa a dichas medidas, como si al intervencionismo estatal le hubiese quedado todavía alguna potencialidad para resolver la falta de crecimiento de la economía y las frustraciones de la población sobre una mejor calidad de vida. Este intento de regreso al pasado contribuyo a confundir y deteriorar el surgimiento de una cultura politica de la modernidad, y, necesariamente, condujo a ahuyentar la inversión privada y a profundizar la pobreza y las crisis macroeconómicas generosas por políticas estatistas e intervencionistas y magnificadas por las caídas de los precios del petroleo. (Gil Yepes, 2016)


Fracasados los dos golpes de Estado de 1992, dirigidos por Hugo Chávez y otros comandantes, Chávez llega al poder en 1999, mediante elecciones transparentes, a través de las cuales, el régimen le entrega el poder a quien había prometido destruirlo.


La V República o Revolucion Chavista (1999-Presente): Este régimen fue liderado por Hugo Chávez desde 1999 hasta su retiro por enfermedad en 2012. Este líder carismático mantuvo las mismas reglas de concentración del poder del puntofijismo, aunque acentuó todas ellas para lograr el régimen de mayor autoritarismo en épocas de paz en Venezuela. Entre las medidas más rechazadas de este intento revolucionario se encontraron las medidas anunciadas en 2001-2002 que ponían en riesgo la sobrevivencia de la propiedad privada. De allí surgieron protestas civiles masivas que condujeron al sector miliar a solicitarle la renuncia a Hugo Chávez, el día 11-04-2002, “la cual acepto”. Los errores políticos posteriores, calificables de golpe de Estado, motivan el cambio de la posición militar y el regreso de Chávez al poder. (Romero, 2016).


El empobrecimiento ocasionado por las medidas estatistas y de controles de cambio y precios y acentuado por la caída de los precios petroleros, mantienen al sucesor de Chávez, Nicolas Maduro, al borde de constantes y erráticas políticas publicas enfocadas en la consolidación de su control forzado sobre todos los demás sectores del pais, dando paso, nuevamente, a una situación de ingobernabilidad que es observable como regla común al final de cada régimen analizado previamente.


De esta forma, los trece regímenes identificados en las líneas anteriores, sus procesos de auge y caída, se pueden sintetizar de la siguiente manera:


Instaurado el nuevo orden, más que un verdadero cambio del QUÉ y el CÓMO se hace politica para avanzar hacia la inclusión de las mayorías, lo que más se ha observado, sin excepción, es el cambio de QUIEN dirige el sistema y el establecimiento de un nuevo régimen excluyente que, a su vez, repetirá el ciclo descrito. Los cambios observados en la historia venezolano no son tanto de, o sea, en las instituciones y formas de gobernar, sino de quien gobierna y usufructúa el poder. (Gil Yepes, 2016)


En consecuencia, todo lo ya descrito viene dado por condiciones culturales inherentes dentro de la estructura social venezolana, puesto que las masas son constantemente encausadas hacia la búsqueda de la consolidación de liderazgos personalistas autoritarios fuertes, o en su defecto, populistas y sin intenciones claras que permiten realizar a los distintos grupos de poder de la nación, hacer y deshacer en función de sus intereses, desconfiando de todos los demás.


Visto ello, se denota entonces la segunda hipótesis central de este artículo que establece que al ser efectivamente los regímenes demasiado parecidos y los errores en cuanto a la aplicación política, constantes, resulta claro que para avanzar hacia la inclusión de las mayorías dentro del proceso de participación en un Estado democrático en Venezuela, no podrá ser a través de la continua insistencia en perpetuar una forma de gobierno inadecuada al contexto cultural venezolano, en este caso, La Republica, como sistema, debido a la forma en que estan configurados sus mecanismos de participación y su organización gubernamental, resulta ineficiente y emerge como factor vital dentro del estancamiento sociopolítico que Venezuela ha sufrido a lo largo de su historia. (Gil Yepes, 2016)


Es por ello, que deben evaluarse, para finalmente promover el verdadero cambio dentro de la Nación Venezolana, otras formas de organización politica como la Monarquía Parlamentaria.

En este sentido, una monarquía en Venezuela es un concepto escandaloso e innovador, pero cuya estabilidad y viabilidad dentro de nuestra sociedad lo hace el sistema necesario para evitar los errores del pasado.


Primeramente, debemos esclarecer la definición generalmente aceptada de este sistema de gobierno, que consiste en que el rey ejerce la función de jefe de Estado bajo el control del poder legislativo (Congreso) y del poder ejecutivo (Gobierno), es decir, el rey reina, pero no gobierna. Las normas y decisiones emanadas del Congreso regulan no sólo el funcionamiento del Estado sino también la actuación y funciones del propio rey, siendo de esta forma su figura sometida a la constitución y las leyes del país. (Diaz, 2015)


Contrario al presidencialismo que rige nuestro país, en donde al presidente se le otorgan poderes cuasi-absolutos, una Monarquía Parlamentaria permitiría una separación de poderes más efectiva dentro de Venezuela, puesto que, en vez de un presidente que sea jefe de estado y jefe de gobierno existirían dos figuras.


El Jefe de Estado que vendría siendo el Rey, quien será la representación simbólica de la unidad del Estado Venezolano, pues en la figura del Rey convergen nuestras tradiciones, cultura y valores. Si bien no posee el poder político que en épocas anteriores tenían los monarcas, ejerce un gran poder moral sobre la población, pues es el mayor garante de la democracia y la Constitución en el país.


Agregado a ello, en el Rey, se concentrará todo lo que el venezolano busca en sus políticos, la garantía de que la situación mejorará y que habrá mayor calidad de vida, en el recaerá el aura mesiánica que tantos venezolanos otorgan a unos y otros políticos partidistas que explotan el beneficio de ello.


Finalmente, una vez hecho todo este recorrido a lo largo de la historia de nuestro pais y habiendo comprendido todo lo necesario en torno a porque la nación ha llegado a donde hoy se encuentra, es cuando se hace el llamado a cultivar el estudio y comprensión del pasado, para poder evitar los mismos errores que han mistificado el devenir del pais, como ciudadanos, debemos asumir la responsabilidad de las riendas que como sociedad, estamos tomando, y reflexionar para pensar en un mejor pais, en el pais que se viene.




Bibliografía


Gil Yepes, Jose Antonio. “Escenarios de Venezuela, 2017-2030 Tomo III de La Centro Democracia”. Caracas, Impresos Marina León 2013 C.A. 2016.


Gil Yepes, Jose Antonio. “Poder, Petroleo y Pobreza”. Caracas, Libros Marcados. 2015.

Arellano Moreno, Antonio. “Breve historia de Venezuela 1492-1598”. Caracas, Imprenta Nacional. 1973.

Arráiz Lucca, Rafael. “Venezuela: 1830 a nuestros días”. Caracas, Alfa Editorial. 2007.


Bigler, Gene. “La politica y el capitalismo de Estado en Venezuela”. Madrid, Editorial Tecnos. 1981.


Frankel, Benjamín. “La Guerra Federal y sus Secuela 1859-1869”. Caracas, Taurus Ediciones. 1992.


Velasquez, Ramón J. “La caída del liberalismo amarillo”. Caracas, Contraloría Central de la Republica. 1972.


Levine, John. “Conflict and Political Change in Venezuela”. Princeton, N.J. Princeton University Press. 1973.


Martz, John. “Acción Democrática”. Princeton, N.J. Princeton University Press. 1965.


Stambouli, Andres. “Politica extraviada: Una historia de Medina a Chávez”. Caracas, Fundación para la Cultura Urbana. 2002.

Romero, Aníbal. 2016. “Libertad para Venezuela y Cuba”. [En Línea] Disponible en: http://www.el-nacional.com/anibal_romero/Libertad-Venezuela-Cuba_0_945505604.html. [Accesado el 03 de septiembre de 2018].


Diaz Revorio, Francisco J. “La monarquía parlamentaria, entre la historia y la Constitución”. Lima, Revista Pensamiento Constitucional Nº20. 2015. Recuperado de: http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/pensamientoconstitucional/article/viewFile/14886/15426

 
 
 

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